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14/7/10

UN ACCIDENTE QUE CONMOVIO A SAN ANTONIO OESTE

El 28 de Mayo de 1953, en horas del mediodía ocurrió el accidente que costó la vida del Párroco de nuestro pueblo, el Padre Pablo Percaz y tres albañiles que estaban construyendo un salón para dar cine a los niños en dependencias de la Iglesia parroquial que entonces estaba ubicada en Calle San Martin entre las calles Pellegrini y 9 de Julio. Era una construcción de chapa, como había mucho en esa época

El Padre Pablo Percaz era un sacerdote de Villa Regina que estaba al frente de nuestra parroquia desde un tiempo atrás.

Su figura alta, rubia y de anteojos se destacaba nítidamente cuando disputaba algún partido de futbol con los chicos de la Parroquia como era su costumbre.

Obviamente nuestro pueblo entonces no pasaba de 5000 habitantes, casi todos ellos trabajaban en el ferrocarril.

San Antonio era  un nudo ferroviario. Y el Ferrocarril era también la principal fuente de trabajo para los sanantonienses.

El salón parroquial, que estaban construyendo y que serviría para esparcimiento de los niños que asistirían a las funciones de cine que daría el cura se pensaba inaugurar el 13 de Junio, fiesta del Patrono del pueblo, San Antonio de Padua.

El único colaborador del cura era su sacristán, Eldo Piscia, que lo fue por largos años hasta su muerte, también muy recordado aún hoy por todos.

Albino Osovnikar, que entonces trabajaba en los talleres ferroviarios, antecesores de COMSAL, recuerda conmovido el accidente, al que acudieron con un grupo de compañeros ni bien se enteraron de lo que había sucedido.

Recuerda a un chilenito que lloraba sin poder sostenerse al ver a los muertos, que como dijimos eran cuatro, el cura y tres albañiles.

La causa de la caída del techo dicen quienes lo recuerdan fue de haber pretendido retirar los puntales del techo antes de que hubiera fraguado el cemento lo suficiente.

Era un día lluvioso recuerda Albino.

El cura era muy popular y querido entre los pobladores. Había formado el cuerpo de Boy Scouts, que alegraba los actos populares con sus músicos, a cuyos compas desfilaban en los actos

También alguien supuso que la vibración de los motores de la cercana Usina eléctrica podría haber contribuido a la caída del techo. Pero casi todos los vecinos consultados están de acuerdo en que la causa del accidente fue un error técnico producido al retirar los palos que sostenían el techo antes de que fraguara lo suficiente.

Al enterarse de la muerte del cura, que ya hacía un tiempo que estaba en San Antonio Oeste, muchos vecinos de Villa Regina de donde era originario vinieron a nuestro pueblo. Se llevaron el cuerpo del Párroco y lo trasladaron, seguido de una larga caravana hasta su pueblo de origen donde fue sepultado.

Los tres albañiles, fueron velados en los salones de la Municipalidad local y, como era de esperar acudió mucha gente, lo mismo que al entierro al día siguiente.

El grandote y rubio cura, que Albino recuerda que comía en el Hotel Comercio, dejó un recuerdo imborrable entre los sanantonienses de entonces, que se acentuó al enterarse de la forma dramática de su suerte.
Según algunos, el cura, al menos estuvo a punto de salvarse del derrumbe, pero cuando ya lo estaba consiguiendo un trozo de mampostería lo alcanzó e impidió que consiguiera zafar.

Mucha gente aún recuerda el accidente que, repetimos, conmocionó a la pequeña población, de entonces

1 comentario:

Raúl dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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