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12/7/10

AMORES Y MISTERIOS DE SAN MARTIN

Los datos hasta ahora desconocidos de la vida de San Martin, aportados por José Ignacio García Hamilton en un reciente libro han provocado  algún revuelo y entre otras cosas un escrache organizado en la Feria del Libro en Rosario por u grupo de jóvenes llamados militantes sanmartinianos. Además de debates televisivos y en algunos diarios.
 Los retratos de Remedios de Escalada y San Martín
Uno de ellos es una historia que parece que hasta ahora había permanecido solo entre loas descendientes de la familia Alvear y que ahora gracias a García Hamilton a salido a la luz del día.

Esta es la historia:La familia de Juan de San Martin y Gregoria Matorral ya tenía cuatro hijos y Gregoria cuarenta años  cuando llega el último vástago de la familia, de nombre Francisco José.

Como si estuviera mimetizado en ese ambiente de Misiones, el bebito tenía la piel morena y la nariz aguileña.

Poco después, Juan fue reemplazado como gobernador de Yapeyù y se traslada con sus  hijos y mujer a Buenos Aires, donde el capitán no logra tener un cargo similar.

Desalentado por ese fracaso, Juan retornó a España, radicándose en Málaga. Donde el niño José se crió.

A los once años, en violación a los reglamentos que exigían la edad de doce fue admitido en el regimiento de Murcia, como cadete, donde entre otras cosas aprendió a ser obediente, disciplinado y desconfiado de los demás.
Un informe de su Comandante le negó la promoción por vicios indecorosos, lo que le trajo la primer preocupación a García Hamilton, porque fue interpretado por sus defensores, los militantes sanmartinianos como vicios secretos.
Sin embargo otro jefe modificó el dictamen y pudo llegar a oficial.

Participó de las derrotas de Oran, a manos de los árabes., en Collieure frente a los franceses y se encontraba en la fragata Santa Dorotea cuando cayó en manos inglesas.

En los, lugares de forzosa soledad  la aliviaba tocando la guitarra y pintando marinas y crepúsculos marinos.

En Bailén integró el ejército vencedor  frente a las tropas napoleónicas, pero sus ideales lo habían colocado más cerca de los invasores franceses que de los retrógrados defensores de Fernando VII.

Cuando uno de sus jefes fue ahorcado por las turbas en Cádiz, acusado de afrancesado y traidor y otro el Marques de Compungí también fuera muerto por haber nacido en Francia., se dio cuenta que ya no había lugar para él en España ni para los que sostenían las ideas de libertad y tolerancia.

Junto con un grupo de  americanos, miembros de la Logia Lautaro deciden contribuir a las luchas por la Independencia en las colonias americanas.

Tenía 34 años cuando suceden estas cosas.
Había vivido una vida cautelara, con mujeres cuarteleras y manolas de vida alegre., pero seguía siendo un hombre solitario y de poco  afecto.

Se enamoró de Remedios de Escalada, de solo 15 años y de una de las familias más ricas de Buenos Aires.
Su suegra siempre se opuso al matrimonio con quien consideraba plebeyo y llamaba despectivamente el soldadote.

En Buenos Aires José rivalizó con el fundador de la Logia, Carlos María de, Alvear, que si bien era de menor graduación, en cambio el brillo y la riqueza de su familia era superior a las del futuro Libertador.

Se comentaba que el padre de Alvear el Almirante Diego de Alvear, en su juventud había tenido de amante a una india, en Yapeyù, con la cual habían engendrado un niño.

Esa criatura, bautizada como Francisco José, afirmaba la versión, había sido entregada al matrimonio San Martin para que lo criaran.

De modo que Carlos y José vendrían  a ser hermanos o medio hermanos.

Por eso es que a San Martin lo apodaban el Cholo o el Tape de las Misiones.

Cuando José fue designado Gobernador de Mendoza, se insubordinó contra el Director Supremo Carlos María de Alvear y contribuyó a su caída.
Al iniciar el Cruce de los Andes, San Martin envió a su esposa y a su hijita a Buenos Aires, a casa de sus padres.

En Santiago de Chile tuvo un romance con una dama y una noche al visitarla en su casa, comprobó que estaba compartiendo sus amores con un oficial bisoño, el hermano menor de Manuel de Olazábal.
Prudentemente, Olazábal dejó el campo libre a su General.

Desobedeciendo las órdenes del gobierno de Buenos Aires que le ordenaba regresar para impedir las intenciones de los caudillos federales del litoral, San Martin inicia su expedición al Perú, con el grado de Brigadier General de Chile, bajo la bandera del país hermano y con a la ayuda económica también chilena.

Desembarca en Huara, donde estableció su cuartel general por varios meses.
Por las noches solía visitar la estancia azucarera de San Nicolás de Supe, donde sostuvo una relación con su propietaria Termina González Lobaton .

Una tradición afirma que el hijo que nueve meses tuvo esta mujer, había sido engendrado por Don José.

Al llegar a Lima, asume el Protectorado y mantuvo unaffaire con Rosa Campusano, una guayaquileña que había sido espía de los patriotas.

Rosa había distribuido mas de una vez panfletos subversivos y había mantenido en su casa a oficiales españoles que habían desertado para pasarse a las filas patriotas.

San Martin se instala en una residencia en el pueblo de Magdalena y allí solía atender el despacho diariamente, que uno de sus ministros le llevaba desde Lima.

Rosa, que era soltera le acompañaba con frecuencia y los sábados por la noche partían en una carroza hacia la capital.

Cuando el Libertador incluyó a Rosa entre las ciento doce mujeres que recibirían la orden del Sol, la sociedad tradicional lo consideró una afrenta.

Rechazado por sus acciones y también por los republicanos por los rumores de sus intenciones monárquicas, San Martin se da cuenta que no tiene tropas suficientes para vencer y expulsar definitivamente a los españoles.

Viaja entonces a Guayaquil para solicitar tropas a Bolívar que estaba en su momento de mayor gloria.
Además había enviado al Oficial De la Fuente a solicitar lo mismo a las provincias argentinas que estaban demasiado ocupadas con sus propios problemas internos, a lo que habría que agregar la insultante respuesta de Rivadavia, diciendo que estaba dispuesto a mediar en el conflicto que San Martin tenía con la Corona Española.

Deprimido por comprender la situación, San Martin, según García Hamilton, encontró consuelo en una joven viuda, Carmen Mirón y Alayon, cuyos descendientes llevan hasta hoy el apellido San Martin.

Renuncia al Protectorado, viaja a la chacra de Mendoza, donde recibiò una carta de su esposa a la que no veía desde hacía cuatro años.

Moribunda de tuberculosis, Remedios le pedía que fuera a Buenos Aires, para poder verlo

San Martin, sin embargo opta por quedarse en Mendoza y recién partió varios meses depuse de su fallecimiento a buscar a su hijita de siete años.

Le costó sacarla de la casa de su abuela y marchó con ella a Europa, donde viviría casi treinta años. Allí murió, viudo y abuelo el 17 de Agosto de 1850.

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